En pleno corazón de la Gran Vía, oculta a la vista del bullicio y el tráfico, se encuentra La Pérgola, un espacio que muy pocos madrileños y visitantes han tenido la suerte de descubrir. Situada en la azotea del Hotel The Principal Madrid, esta terraza es un auténtico jardín suspendido sobre la ciudad, ideal para disfrutar de un tardeo elegante, íntimo y con una de las panorámicas más privilegiadas de la capital.
Llegar a La Pérgola ya es parte de la experiencia. Tras atravesar el elegante lobby del hotel y subir en un ascensor privado, se accede a una azotea que parece sacada de una postal mediterránea. Allí, rodeada de vegetación cuidadosamente dispuesta, aparece una pérgola blanca que da sombra a mesas de madera, sillones cómodos y rincones decorados con detalles artesanales.
A diferencia de otras terrazas de moda en Madrid, La Pérgola mantiene un aforo limitado que garantiza la tranquilidad y la exclusividad. Aquí no hay aglomeraciones ni ruido excesivo: la ciudad se contempla desde la calma, con un cóctel en la mano y una conversación que fluye sin interrupciones.
Desde este punto elevado, la vista se abre en todas direcciones: la majestuosa cúpula del edificio Metrópolis parece tan cercana que casi se puede tocar; la Gran Vía se extiende como una alfombra urbana hasta perderse en el horizonte; y hacia el otro lado, los tejados castizos se mezclan con las torres modernas del skyline madrileño.
El momento más mágico llega con el atardecer. La luz dorada tiñe las fachadas históricas, el cielo se viste de tonos cálidos y la ciudad comienza a encender sus luces, mientras el murmullo lejano del tráfico se mezcla con la música suave del local.
Uno de los grandes atractivos de La Pérgola es su propuesta de coctelería, que combina clásicos reinterpretados con creaciones propias inspiradas en Madrid y en la temporada. Los bartenders del hotel trabajan con destilados premium, ingredientes frescos y presentaciones que son un espectáculo en sí mismas.
Entre los imprescindibles del tardeo:
Gran Vía Spritz, con vermut madrileño, cava y un toque de piel de naranja flameada.
Metrópolis Martini, elegante y aromático, con ginebra premium y twist de lima kaffir.
Tardeo Negroni, con un equilibrio perfecto entre amargor y dulzor, ideal para la puesta de sol.
La carta de bebidas se completa con una selección de vinos por copa, champanes de prestigio y opciones sin alcohol como mocktails frutales y limonadas caseras.
Aunque La Pérgola no pretende ser un restaurante de menú completo, su carta de tapas y raciones está pensada para maridar con los cócteles y alargar la experiencia de tardeo. Se pueden pedir ostras frescas con salsa mignonette, quesos artesanos nacionales, jamón ibérico de bellota cortado a cuchillo o minibocadillos gourmet de pan crujiente y rellenos creativos.
En temporada, también incorporan platos especiales como ceviches ligeros, ensaladas frescas con burrata o tartar de salmón con mango. Todo está presentado con mimo, en vajilla elegante y cuidando cada detalle estético.
La Pérgola ha sido concebida como un oasis urbano. Durante el día, la pérgola blanca y las plantas aportan frescura y sombra, creando un microclima agradable incluso en verano. Al caer la tarde, la iluminación se vuelve cálida y suave, ideal para un ambiente íntimo.
La música acompaña sin imponerse: ritmos de jazz, soul, bossa nova o versiones acústicas que envuelven la conversación sin restar protagonismo a las vistas ni a los sabores.
El tardeo aquí se disfruta sin prisas. Es el lugar donde empezar una cita especial, cerrar un trato de forma distendida o simplemente regalarse un momento de desconexión con amigos. Por su ubicación y estilo, también es perfecto como preámbulo de una noche madrileña: se puede comenzar con un par de cócteles en La Pérgola y después continuar hacia restaurantes, teatros o locales cercanos.
La clientela de La Pérgola es diversa pero con un denominador común: valoran la exclusividad, el buen servicio y el entorno cuidado. Hay viajeros internacionales alojados en el hotel, madrileños que buscan un plan especial y parejas que quieren un rincón romántico para su tarde.
No es un sitio improvisado para tomar algo rápido: la experiencia aquí se vive a fuego lento, disfrutando cada trago, cada bocado y cada vista.
Reserva con antelación si quieres asegurar un sitio al atardecer, ya que es el momento más solicitado.
Pide al bartender que te recomiende un cóctel fuera de carta: suelen tener creaciones de temporada.
Si buscas un momento más tranquilo, visita entre semana.
No olvides la cámara o el móvil con batería: las vistas piden ser fotografiadas.
Lo que hace única a La Pérgola no es solo su ubicación privilegiada, sino su capacidad para combinar la majestuosidad de las vistas con la intimidad de un jardín privado en altura. No es un rooftop masificado ni un bar de moda que pierde encanto con la afluencia: aquí, el tiempo parece detenerse y el ruido de la ciudad queda abajo, a una distancia justa para recordarte que estás en el centro, pero lejos para que puedas desconectar.